
Muchas veces nos sentimos culpables como mamás. Porque se cayó el bebé, porque enfermó, porque llegaste tarde a buscarlo a la escuela, porque gritaste…
La culpa no sirve de nada. No repara el daño y no nos prepara para la próxima vez. Las cosas pasan porque pasan.
Entonces, ¿por qué nos sentimos culpables? Inconscientemente, lo hacemos para compensar el dolor que hemos causado en el otro. Cuanto más cercano el o la persona a la que hemos dañado y menos “merecido” el daño, más culpables nos sentimos. En el caso de los hijos, la culpa es mayúscula, porque ellos son a los que más queremos y, en el fondo, sabemos que ellos siempre son inocentes.
Parece ilógico, pero sentirnos culpables nos ayuda a calmar el dolor que sentimos por habernos equivocado con una persona a la que amamos. Visto así parece un acto bastante egoísta, y lo es, porque no repara, no ayuda al otro, no consigue que no nos volvamos a equivocar. Sólo sirve para aliviar nuestro dolor por dañar, con más dolor auto infligido.
El mecanismo es este: Si yo te he hecho sentir mal, sintiéndome mal yo parece que me solidarizo contigo y eso arregla algo. Pero esto no es cierto. La culpa no hace nada por nadie. Y menos por ti.
Al contrario, la consecuencia a corto plazo de la culpa en ti, es que te hace sentir mala persona en ese momento. Pero la peor consecuencia es en el largo plazo, ya que, como nos equivocamos taaaantas veces (porque somos humanas) vamos reforzando la creencia de que sí somos malas mamás, malas amigas, malas cuidadoras, malas trabajadoras… malas personas en definitiva.
Cómo lo puedes solucionar
Si te sientes culpable por algo, automáticamente, date cuenta del daño que te estás auto infligiendo para nada. Después reconoce que ese sentimiento no ayuda tampoco al otro en absoluto.
La culpa no beneficia a nadie. Y no te hace mejor persona. Al contrario. Sentirte mal por algo que has hecho, después de hacerlo sólo te indica que has de aprender algo, intentar hacer las cosas de otra manera la próxima vez.
Pero a veces, ni eso es posible, porque todos actuamos bajo condicionamientos en muchas ocasiones. Y esos condicionamientos no son fáciles de modificar.
Tener la intención de hacerlo, pensar en qué vamos a hacer diferente la próxima vez y ser compasivas con nosotras mismas, son las claves para conseguirlo.
¿Qué es lo que sí puedes hacer?
- Repara el error si tiene arreglo
- Tanto si tiene arreglo como si no, discúlpate con la persona a la que has dañado
- Piensa qué puedes hacer para que no vuelva a repetirse
- Si se repite la situación, y te das cuenta de que te estás sintiendo culpable, repite el proceso: eliminar la culpa es como entrenar un músculo, sólo se consigue con repeticiones.
Me encantaría que me digas si te sientes culpable alguna vez en comentarios y qué vas a hacer diferente la próxima vez.
Si te ha gustado el post, dale un like y compártelo, estarás ayudando a que más mamás dejen de sentirse culpables.
Si crees que necesitas ayuda con este tema o con otro que te haga sentir mal como mamá, recuerda que yo puedo apoyarte. Sólo tienes que seguirme en redes sociales o contactar conmigo para que veamos cómo podemos colaborar Mas información en www.criandoenequilibrio.com
Te mando un abrazo.
Eva Martínez
Creo que la mayoría de los puntos que aquí explicas respecto a la culpa son ciertos…pero no estoy de acuerdo con que no sirva para nada.
¿Si no sentimos culpa nos hemos dado cuenta que hemos hecho daño al otro?
Creo que la función principal de la culpa es justamente esa empatizar y reconocer el daño que hemos causado, en el caso de nuestros hijos sin querer.
Estoy de acuerdo que la culpa por si sola no ayuda a reparar el daño y que hay que hacer algo al respecto.
Pero dudo de que sea totalmente inútil.
Un saludo
Eva
Muchas gracias por tu comentario. Yo creo que la culpa viene justo después de la reacción del otro o del resultado visible en el otro por nuestra acción, y detrás de eso la culpa. No hay culpa sin una toma de conciencia del daño. Para mi, la toma de conciencia del daño es previa a la culpa, y la ésta es una consecuencia. Yo no digo que no vamos a sentir culpa, claro que sí. La culpa es el semáforo rojo de que estoy queriendo sentirme mal para aliviar el dolor que he causado. Como vemos en el post, no sirve para ese fin, entonces la invitación es para usar ese semáforo rojo para dejar de sentirme mal y en su lugar, rectificar, pedir perdón o si puedo reparar el daño, que son acciones mucho más útiles que el que yo me sienta mal. En cualquier caso, sea para lo que sea que está la culpa, estas son las acciones que realmente ayudan. ¿No te parece?